Activo 20-30 Internacional

El liderazgo conlleva responsabilidades

Cuando a finales de los años noventa reformamos los objetivos de la Organización Activo 20-30 Internacional, estábamos convencidos que ser una escuela de lideres es uno de los grandes elementos que nos diferencia de otras organizaciones de servicio.

Hace algunos años atrás, en una convención nacional de Colombia, compartí la idea, que la razón de ser de todo buen socio de nuestra organización siempre debería ser el capacitarse como líder, así sea sólo de la cuadra donde vive o de la oficina donde trabaja.

Nuestro paso por “la mejor organización de servicio del mundo” debe incluir formarnos como dirigentes y aspirar a convertirnos a ser una de las mas altas autoridades de La Organización. No todos podrán acceder a ser presidentes internacionales o a dirigir nuestras asociaciones nacionales o ni siquiera ser parte de las directivas de nuestros clubes, pero si tenemos la obligación de asumir las responsabilidades de “cualquier tarea que nos sea asignada” dentro de nuestra organización.

Desde esa intervención en la convención nacional, he hecho énfasis en que nuestra formación como líderes, debería entonces llevarnos a aspirar a cargos mas allá del Club Activo 20-30. Con sumo placer hemos compartido con quienes han aspirado, algunos con más suerte que otros, a cargos muy importantes en los engranajes gubernamentales de su circunscripción política ya sea local, regional y hasta nacionalmente.

Pero nuestra responsabilidad como líderes debe llevarnos aún mas allá. Nos debe conducir a ser mejores ciudadanos; a involucrarnos activamente, en el devenir de nuestros barrios y ciudades. A participar como buenos ciudadanos en las actividades político-partidistas o como ciudadanos independientes en el futuro de nuestro respectivo país.

Nadie puede estar mejor preparado para dirigir una comunidad, en una ciudad o un país, que una persona que haya participado como líder en Activo 20-30.

Es hora de enseñarle al mundo que los Activo 20-30 somos una organización, que, a través del servicio desinteresado, hemos aprendido a preparar y ejecutar presupuestos de manera honrada y correcta. Que podemos organizar actividades exitosas mientras enjugamos lágrimas de tristeza y de felicidad cuando un niño nos mira a los ojos y nos dice “muchas gracias”.

Hay que participar, desde la trinchera que escojamos, ya sea para aportar o para criticar responsablemente, pero no podemos ser testigos mudos ante la injusticia y la corrupción.

Hay que practicar y compartir los “más altos valores cívicos, éticos y morales”, pues debemos convertirnos en ese faro que ilumina el camino para que todos seamos mejores hombres y mujeres para el bien, de nuestros clubes, nuestras ciudades y nuestros países.

Juan Mckay
Socio Vitalicio

Club Panamá

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